• Agudo y protectivo: frente a una quemadura o una lesión punzante,  el dolor alerta sobre un estímulo del cual debemos alejarnos,

• Crónico:  como en la artrosis, donde el dolor ya no cumple una función de protección sino por lo contrario, genera diversas alteraciones en la fisiología del cuerpo que llevan a un deterioro general de la salud que incluye daño orgánico y psicológico.

El especialista en diagnóstico y tratamiento del dolor tiene una formación clínica extensa complementada además con un enfoque particular en el manejo de los últimos tratamientos farmacológicos para esos tipos de dolores crónicos o refractarios donde los tratamientos iniciales han fallado o fueron poco satisfactorios y donde se requiere de experiencia en el manejo de analgésicos o tratamientos más avanzados.

La fibromialgia, el dolor oncológico, el dolor articular o de columna vertebral, el síndrome doloroso regional complejo, el dolor neuropático, etc, son algunos de los síndromes que requieren de esta especialidad.