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Nuestro organismo funciona con más lentitud en invierno, por ello requiere alimentos menos pesados.
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Si debes tomar antibióticos, procura reforzar la flora bacteriana con yogurt y fruta fresca.
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Mantén el consumo habitual de agua (2 litros al día), suma infusiones o tés.
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Consumir miel en lugar de azúcar, aporta energía y sustancias que mejoran la salud de las vías respiratorias.
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Para mejorar el consumo de vitamina A, que ayuda a proteger la piel del frío y evita las grietas de los labios, incluye leche, queso fresco, hígado y huevo en tu dieta.
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Al haber menos sol, hay menos incorporación de vitamina D en el organismo: por lo tanto agregar pescado graso (sardina, atún o salmón) para compensar un posible déficit.
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Consumir carne de res, cerdo, cordero u otras, preparadas a la parrilla y eligiendo cortes magros (sin grasa).
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Las papas son alimentos ideales para el invierno, cocinarlas al horno.
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No abusar del chocolate, turrón, u otros postres de temporada, ya que su contenido calórico es elevado. Reemplazarlos por frutos secos (almendra, nuez o avellana) ofrutos deshidratados (dátil, higo, manzana o pera), ya que aportan fibra y nutrientes.
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También es válido concluir la comida con jugo natural de cítricos.